Mark Zuckerberg contra el autoritarismo y el nacionalismo. Su discurso en Harvard

El creador de Facebook se recibió de licenciado en ciencias de la computación por haber sido elegido para el discurso de graduación. Un resumen de sus ideas, en esta nota

Mark Zuckerberg, el creador y líder de Facebook, finalmente logró recibirse de licenciado en ciencias de la computación en la Universidad de Harvard. Pero no por haber terminado de cursar sus estudios -que inició doce años atrás pero que abandonó por dedicarse luego de manera exclusiva a su red social-, sino por haber sido elegido este año para brindar el discurso de la apertura de la ceremonia de graduación.

De los 366 años de Harvard, Zuckerberg se convirtió en el hombre más joven en ser elegido para esta ceremonia. Allí, Mark recordó el día en que creó Facebook, cómo conoció a su mujer en la universidad y les dio un mensaje a los millennials.



"Se me hace raro estar aquí, no solo porque dejé la universidad, sino también porque, técnicamente, somos de la misma generación. Hace menos de una década, yo estudiaba las mismas ideas y me quedaba dormido en las mismas clases. Puede que hayamos tomado distintos caminos para llegar aquí, especialmente si venís desde el Quad, pero hoy quiero hablar de lo que he aprendido de nuestra generación y del mundo en que vivimos".

"El mejor recuerdo que tengo de Harvard fue conocer a Priscilla. Acababa de lanzar en plan broma una web, Facemash, y la junta asesora quería 'verme'. Todo el mundo pensaba que me iban a echar. Mis padres vinieron a ayudarme a hacer las maletas. Mis amigos me organizaron una fiesta de despedida, y, cosas del destino, Priscilla fue a la fiesta con una amiga. Nos conocimos en la cola del baño de la Pfoho Belltower y le solté probablemente una de las frases más románticas de la historia: 'Van a echarme en tres días, así que tenemos que quedar lo antes posible'".


Nuevas motivaciones

"No voy a darles la típica charla sobre encontrar su vocación. Somos millennials; lo hacemos por instinto. No, estoy aquí para decirles que no basta con encontrar su vocación. El gran reto de nuestra generación es crear un mundo en el que todos tengan una motivación.

Una de mis historias favoritas es la de John. F. Kennedy cuando visitó el centro espacial de la NASA. Vio a un funcionario de limpieza con una escoba y le preguntó qué hacía. El funcionario respondió: 'Ayudar a que el hombre llegue a la Luna, señor Presidente'.

Motivación es pensar que formamos parte de algo más grande, que somos necesarios, que tenemos un objetivo por el que trabajar. La motivación es lo que nos hace realmente felices.

Se van a graduar en una época en la que esto es especialmente importante. Cuando nuestros padres se graduaron, obtenían la motivación del trabajo, la iglesia, la comunidad... Pero hoy en día, la tecnología y la automatización están acabando con muchos empleos. La participación en la comunidad cada vez es menor. Muchas personas se sienten aisladas y deprimidas, e intentan llenar ese vacío.

En mis viajes he tenido la oportunidad de charlar con niños en centros de menores y con drogadictos que me han contado que su vida podría haber sido diferente de haber tenido algo que hacer después de clase. He conocido a obreros que saben que no recuperarán su antiguo trabajo y tratan de encontrar su lugar.

Para que nuestra sociedad siga avanzando, como generación debemos crear no solo nuevos empleos, sino también nuevas motivaciones".


Pero según Mark, no basta con estar motivado. También hay que motivar a los demás.

"Es algo que descubrí por las malas. Mi meta no fue nunca crear una empresa, sino generar impacto. Cuando se nos unieron todas estas personas, supuse que ese era también su objetivo, por lo que no dije nada.

Un par de años después, nos quisieron comprar grandes empresas, pero yo no quise vender. Quería comprobar si podíamos conectar a más personas. Estábamos creando la primera sección de noticias y pensé que, si la lanzábamos, cambiaríamos la forma de conocer el mundo.

Casi todos los demás querían vender. Sin una motivación mayor, ese era el sueño de cualquier startup. Esta situación dividió a nuestra empresa. Tras una fuerte discusión, un asesor me dijo que, si no accedía a vender, lo lamentaría el resto de mi vida. La crispación era tal que, en un año, todo el equipo de dirección acabó marchándose.

Fue mi peor momento al frente de Facebook. Creía en lo que hacíamos, pero me sentía solo. Y lo que es peor, yo era el culpable. Me preguntaba si estaba equivocado, si era un chico de 22 años que no sabía cómo funcionaba el mundo.

Ahora, años después, sé que así es como funcionan las cosas sin una motivación mayor. Somos nosotros los que debemos generarla para poder seguir avanzando juntos".


Tres formas de crear un mundo donde todos tengan una motivación

Mark centró su discurso en tres maneras de lograr que todos tengan una motivación: asumiendo grandes proyectos relevantes, redefiniendo la igualdad de oportunidades y creando una comunidad mundial.

"Ahora, nos toca a nosotros hacer grandes cosas. Es probable que estén pensando: 'No sé cómo construir una presa ni involucrar a millones de personas en algo'.

Dejen que les cuente un secreto: nadie sabe al principio. Las ideas tienen que ir tomando forma. Se van haciendo realidad al trabajar en ellas. Solo hay que ponerse en marcha.

Si hubiese tenido que saber de antemano todo sobre cómo conectar a personas, nunca habría puesto en marcha Facebook.

El cine y la cultura pop están muy equivocados. Esa idea de un momento de brillantez es una mentira peligrosa. Nos hace sentir ineptos por no tener el nuestro. Impide que gente con buenas ideas las pongan en marcha. ¿Saben en qué más se equivoca el cine? Nadie escribe fórmulas matemáticas sobre cristal. Eso no existe.

Está bien ser idealista, pero prepárense para ser incomprendidos. Trabajen en una gran idea y los llamarán locos, aunque al final salga bien. Trabajen en un problema complejo y los culparán por no llegar a comprender el desafío, aunque sea imposible saberlo todo de antemano. Tomen la iniciativa y los criticarán por ir demasiado rápido, porque siempre habrá quien los quiera frenar".


Según Zuckerberg, si queremos crear un mundo donde todos tengamos una motivación, lo primero que debemos hacer es asumir proyectos importantes. Y lo segundo es establecer igualdad de oportunidades para que todos dispongamos de los medios para poder alcanzar nuestras metas.

"Cuando alguien no dispone de los medios para convertir su idea en una iniciativa histórica, todos salimos perdiendo. En la actualidad, la sociedad en la que vivimos se preocupa demasiado por recompensar el éxito y no nos esforzamos lo suficiente para ayudar a los demás a intentar triunfar.

Seamos realistas. Hay algo que no funciona en nuestro sistema, ya que algunos podemos hacer muchas cosas mientras que millones de estudiantes no logran pagar los préstamos universitarios y, mucho menos, crear una empresa.

Conozco a muchos emprendedores y ninguno ha tirado la toalla al ver que la empresa que está creando posiblemente no sea rentable. Sin embargo, conozco a muchas personas que no cumplieron sus sueños porque no contaban con una red de contención si fracasaban.

Todos sabemos que el éxito no llega solo por tener una idea brillante o por trabajar mucho. También hay que tener suerte. Si hubiera tenido que ayudar a mi familia a salir adelante en lugar de tener tiempo para programar; si no hubiera sabido que no pasaría nada si Facebook no funcionaba, hoy no estaría aquí. Sinceramente, todos sabemos la suerte que hemos tenido.

Todas las generaciones amplían su definición de igualdad. Las generaciones anteriores lucharon por el derecho a votar y los derechos civiles. Vivieron el New Deal y la Gran Sociedad. Este es el momento de definir un nuevo contrato social para nuestra generación.

Debemos medir el progreso, no solo mediante datos económicos como el PBI, sino también por el número de personas que consideran que tienen una labor importante. Debemos desarrollar ideas como la renta básica universal con el objetivo de ofrecer a todas las personas un colchón para poder emprender nuevos proyectos. Seguramente cambiemos muchas veces de trabajo, por lo que necesitamos una atención sanitaria e infantil accesibles que no dependan de ninguna empresa. Seguramente cometamos muchos errores, por lo que necesitamos una sociedad que no se centre tanto en castigarnos o estigmatizarnos. Y, como la tecnología no deja de avanzar, debemos centrarnos más en seguir formándonos a lo largo de nuestra vida.

Todos podemos encontrar tiempo para darle una mano a alguien. Todos deberíamos contar con los medios para poder alcanzar nuestros objetivos, no solo porque es lo que hay que hacer, sino también porque cuantas más personas puedan elegir su motivación, mayores serán los beneficios para todos".


Por último, asegura Mark, la tercera manera de hacer que todos tengamos una motivación es construir una comunidad: "Cuando nuestra generación habla de todos, se refiere a todas las personas del mundo.

"Levanten un momento la mano las personas que son de otro país. Y ahora los que son amigos de ellos. Ahora nos entendemos. Hemos crecido conectados.

En una encuesta a personas de todo el mundo pertenecientes a la generación Y, se les preguntó qué es lo que definía su identidad. La respuesta más extendida no fue la nacionalidad, la religión o la etnia, sino “soy ciudadano del mundo”. Esto es muy importante.

Cada generación amplía el circulo de las personas que considera 'uno de los nuestros'. Para nosotros, ese círculo engloba a todo el planeta.

Sabemos que la historia de la humanidad demuestra que las personas se unen (desde tribus hasta ciudades y naciones) para conseguir todo aquello que no podrían lograr por sí solas.

Somos conscientes de que las grandes oportunidades ahora son globales. Podemos ser la generación que acabe con la pobreza y las enfermedades. Somos conscientes de que los mayores desafíos precisan respuestas también globales. Ningún país puede luchar contra el cambio climático o prevenir pandemias en solitario. Para progresar en la actualidad, debemos unirnos, no solo a nivel local o nacional, sino a nivel global.

Pero vivimos en una época inestable. La globalización se está olvidando de muchas personas en todo el mundo. Es muy difícil preocuparnos por personas de otros lugares del mundo si no estamos satisfechos con nuestras vidas. Existe presión por cerrarnos en nosotros mismos.

Esta es la batalla que nos ha tocado librar: el poder de la libertad, la amplitud de miras y la comunidad global contra el poder del autoritarismo, el aislacionismo y el nacionalismo. El poder del flujo de información, el comercio y la inmigración contra aquellos que quieren frenarlos. Esta no es una lucha de naciones, es una lucha de ideas. En todos los países hay personas que apoyan la conexión global y otras que están en contra.

Pero la decisión no está en manos de las Naciones Unidas. Esta decisión se tomará a nivel local, cuando haya un gran número de personas que tengan una motivación y la estabilidad suficiente para abrir la mente y preocuparnos por los demás. La mejor manera de hacer esto es empezar a crear comunidades locales".