Robofobia y el futuro de la conducción autónoma

El miedo a los robots es casi tan viejo como la ciencia ficción, y hoy ya existen tratamientos para curar la robofobia. La propuesta de Intel para amigarnos con los coches robots

Más rápido de lo que creíamos se acerca la tecnología de conducción autónoma para automóviles, y ya se puede palpar el choque de innovación entre la industria automotriz y la tecnológica.

Surge entonces un factor clave, que hasta el momento no tuvo gran protagonismo pero que será de vital importancia para el futuro de la conducción virtual: la confianza. Una gran experiencia hombre-máquina puede ser tan importante como la misma tecnología de conducción autónoma.

"Algunos expertos predicen que podremos salvar millones de vidas y proporcionar movilidad a todas las personas con tan solo eliminar a los seres humanos del asiento del conductor", opina Jack Weast, ingeniero principal y arquitecto de sistemas jefe del Autonomous Driving Group de Intel. "Pero la diferencia entre la teoría y la práctica se reduce a lo siguiente: las personas tienen miedo de los coches robot".

El miedo a los robots es casi tan viejo como la ciencia ficción, y hoy ya existen tratamientos para curar la robofobia. En este contexto, Intel propone una solución a la barrera psicológica: una experiencia interactiva entre vehículo y usuario, útil y cómoda.

La compañía realizó un estudio de campo e invitó a distintas personas a dar un paseo en un vehículo de prueba de conducción autónoma. A cambio, el pasajero debía informar sobre su experiencia, principalmente evaluando 5 tipos de interacciones: solicitar un vehículo, comienzo del viaje, cambios en la ruta, gestión de errores y emergencias y aparcamiento y salida del automóvil.

El estudio antropológico identificó siete focos principales de tensión en la interacción hombre-máquina:

  • La falta de una decisión humana frente a situaciones problemáticas: por ejemplo, frente peatones imprudentes o conductores problemáticos.
  • Desconcierto: temor por no tener ninguna interacción con un conductor humano y no saber bien qué hacer durante el tiempo libre
  • Sobreinformación: si bien para sentirse cómodos los pasajeros aprecian mantenerse informados sobre la ruta, una vez depositada la confianza en la conducción autónoma la información se vuelve excesiva.
  • No control: pasear sin conductor humano e incluso el mismo movimiento autónomo del volante causó ansiedad a algunos individuos.
  • Comprender el funcionamiento: ver y experimentar el vehículo mientras detectaba o respondía a lo que estaba ocurriendo ayudó a incrementar la confianza.
  • Decir y escuchar: si bien la "voz" humana del vehículo reconforta al pasajero, los usuarios quieren también utilizar su propia voz para comunicarse con el vehículo, y así entablar un diálogo.
  • Reglas estrictas: los participantes reconocieron que los esfuerzos para abandonar las malas conductas al conducir sus vehículos suponían un reto al que deben hacer frente los usuarios.

"Aunque limitados en su alcance, los resultados fueron unánimes: todos los participantes observaron un enorme incremento en sus niveles de confianza después de sus viajes", explicó Weast.

"Incluso aquellas personas que comenzaron con un cierto temor hacia los vehículos de conducción autónoma reconocieron que estos medios de transporte son más seguros y se mostraron encantadas con el incremento de este mercado".

(*) Darío Drucaroff: Director de CanalAR