¿Cuánto avanzó la Tecnología RFID?

La opinión de Pablo Martínez, Especialista RFID de Grupo Hasar

La tecnología RFID –del inglés, Radio Frequency Identification-, consiste en la identificación de objetos con transponders (también llamados tags), que pueden almacenar datos de manera electrónica y ser captados por lectores a distancia, a través de una comunicación de RF (Radio Frecuencia).

Sus comienzos se remontan a la década del 40, y desde entonces se ha ido desarrollando fuertemente. En un principio, cada fabricante creaba sus propios protocolos de comunicación entre lectores y tags, pero en las últimas décadas se han ido desarrollando una serie de estándares para que la interoperabilidad sea posible, así como distintas frecuencias de operación, cada una con sus particularidades.

Hoy en día, esta tecnología está muy madura, sobre todo en lo que respecta a UHF (Ultra High Frequency): lectores en esta banda de frecuencia de a poco están siendo utilizados en aplicaciones donde antes reinaban los de LF (Low Frequency) o HF (High Frequency). Esto se debe no solo a la mejora en su performance de lectura, sino también a la baja de los costos del hardware.

La RFID en la industria

Por sus características, la RFID tiene muchas ventajas respecto al código de barras: los tags de RFID pueden ser leídos a largas distancias, pueden estar ocultos, soportar lectura simultánea de cientos de ellos por segundos, y los datos almacenados pueden modificarse. Estas características permiten que la tecnología se adapte muy bien a la automatización de procesos, a sistemas de trazabilidad, toma de inventarios, etc.

La posibilidad de independizar ciertas acciones que generalmente son realizadas por personas, como registrar procesos productivos por medio del ingreso manual de datos, verificaciones visuales, conteos, etc, es fundamental para la reducción de errores y, por consiguiente, obtener un aumento en la productividad.

Cabe destacar que la RFID no solo es aplicable en procesos industriales, también se extiende a los procesos logísticos y venta minorista, para abarcar toda la cadena de suministro.

Por ejemplo, desde Grupo Hasar -una empresa Argentina que tiene además oficinas en Chile, México, Perú, Uruguay y Estados Unidos-, ofrecemos una variedad de soluciones basadas en RFID en cada país. Se han implementado soluciones para el control de instrumental médico de alto valor en clínicas médicas, rastreo de notebooks en empresas, rastreo de herramientas y resurtido de repuestos en automotrices y control de envíos en centros de distribución. Por otra parte, en la industria de la indumentaria se aplica para soluciones que van desde la fabricación a la facturación en puntos de venta y también se utiliza en la industria de la construcción, en el control de acceso de vehículos, etc.

La evolución de esta tecnología hace que resulte cada vez más aplicable: por un lado, la baja en el costo del hardware y, por otro, la mejora paulatina de la performance de lectura –se perfeccionaron los lectores y también los tags-, permiten obtener mejores rendimientos en aplicaciones donde la exigencia es alta. Un ejemplo es la identificación de neumáticos en camiones de flota. Por su característica, la lectura de un neumático identificado con un tag de RFID supone un gran desafío, pero la evolución de la tecnología hoy lo hace posible.

Existen en el mercado una gran variedad de tags, con diferentes formatos y especificaciones técnicas, y en los últimos años los tags han evolucionado para permitir no solo la identificación de objetos, si no también poder medir la temperatura y humedad de los mismos.

Durante años, los lectores RFID podían leer tags en un determinado volumen, pero no permitían conocer su ubicación relativa a otro tag. A lo sumo, solo se podía conocer si un tag se encontraba a mayor distancia que otro de la antena, de acuerdo al valor del nivel de respuesta (RSSI). En la actualidad, en cambio, la evolución ha llevado a que un lector con múltiples antenas y un complejo algoritmo de triangulación pueda informar con precisión la ubicación de un tag en un recinto, de manera similar a la tecnología GPS, pero a menor escala. Estos avances son muy útiles, sobre todo en la industria indumentaria, donde es posible, por ejemplo, tener un mapa con la ubicación real de las prendas en una tienda.

Hoy es perfectamente factible el uso de la tecnología en la identificación a nivel de pallets y bultos, sin embargo es importante tener presente que algunos productos – por el valor que implican – no justifican el empleo de un tag de RFID para su correspondiente identificación.

Mientras se llega a ese ideal, seguramente el mercado seguirá creciendo mucho en otros rubros y aplicaciones, como viene sucediendo en los últimos años, encontrando nuevas y más complejas formas de utilizar esta tecnología.

(*) Pablo Martínez: Especialista RFID de Grupo Hasar