En las últimas semanas tomó estado público un conflicto que involucra a dos grandes organizaciones vinculadas al campo de la cultura, la National Portrait Gallery de Londres y la Fundación Wikimedia. Una podría imaginar, que siendo ambas organizaciones de bien público y con objetivos similares, deberían cooperar en el cumplimiento de la meta compartida de preservar y difundir la cultura a la mayor cantidad de personas posibles. Sin embargo, un conflicto enorme se cierne sobre esta relación y tiene que ver con visiones completamente diferentes de la conservación y difusión cultural. Tal vez, este conflicto ilustre más una puja generacional entre instituciones de diferente tiempo y perfil y sea uno de los hechos centrales de una discusión apasionante.
Los hechos
Derrick Coetzee, un colaborador de Wikimedia Commons, el repositorio multimedia que alberga millones de imágenes, videos y audios disponibles de manera libre, tomó 3300 fotografías de alta definición de la National Portrait Gallery y las publicó en Commons, dando por hecho que las fotografías estaban ya libres del monopolio de Copyright, porque retratan justamente obras que están en el dominio público.
La NPG argumenta que esta difusión de las imágenes de alta definición de las obras que alberga y mantiene la famosa galería londinense viola sus derechos de autor, al decir que, si bien los retrados están en el dominio público, las fotografías no.
Existe un caso que sienta jurisprudencia al respecto en los EEUU, un fallo de un tribunal neoyorkino de 1999 que dice que "la copia fotográfica exacta de obras de arte de dominio público no están sujetas a derechos de autor porque no son originales". En esto se ampara la Fundación Wikimedia para sostener que la obra de Coetzee no es ilegal.
Por el contrario, la NPG insiste con que esa jurisprudencia no se aplica en Inglaterra, donde la ley les otorga derechos de autor sobre las imágenes tomadas en alta definición.
El debate
Amén de que ninguna de las dos instituciones saldrá beneficiada si van a juicio, gane la parte que gane, lo que está en juego aquí es justamente la misión de ambas instituciones y cuál es la mejor forma de cumplir esa misión en el siglo XXI.
La NPG alega que con esta difusión pierde la posibilidad de obtener financiación para cumplir con su misión de preservar y proteger el acervo cultural. Sin embargo, la Fundación Wikimedia tiene probada experiencia en el hecho de obtener financiación para hacer lo mismo, pero de maneras diferentes.
Es que si nos ponemos a pensar que el objetivo de las organizaciones de bien público es difundir y preservar el acervo cultural.
¿Cuál de las dos organizaciones está cumpliendo mejor esa misión?
¿Se protege la cultura cercándola? ¿Se protege la cultura vedando su acceso?
¿Se preserva así el acervo que es común?
¿Qué daño hizo Coetzee al difundir las obras del dominio público?
En los hechos, la NPG cuenta con una enorme cantidad de obras que están a su resguardo, pero que están en el dominio público. Además, recordemos que como en la gran mayoría de los museos, está prohibido tomar fotografías de las obras en exposición. Con lo cual, si se concede que la NPG tiene derecho a impedir la reproducción de las digitalizaciones de sus obras, entonces lo que tiene es un monopolio de facto sobre el dominio público.
El desafío
La Fundación Wikimedia tiene una firme convicción en relación a su trabajo y pretende colaborar, cooperar y no competir o enemistarse con otras instituciones que tienen objetivos similares. Por eso se están creando lazos cada vez más sólidos con instituciones culturales, archivos, museos, y todo otro ámbito donde se pueda potenciar el trabajo de disponibilizar la cultura a más y más personas en el mundo.
El enorme trabajo que se tomó Coetzee de poner a disposición pública miles de obras, exponerlo en un sitio web al que todos podemos acceder, sin importar que tengamos el dinero para ir a ver las obras a Londres o para adquirir una de las imágenes digitales sobre las cuales la NPG reclama derechos exclusivos, es en si un trabajo necesario, inmenso y valorable positivamente.
Habrá que ver qué resulta de un juicio como este. Tal vez las dos organizaciones logren llegar a un acuerdo, porque a ninguna de las dos le conviene afrontar un litigio y los costos consecuentes. Pero en caso de que se diera, sería sin dudas uno de los juicios más interesantes de nuestro tiempo: la disputa legal entre cerrar el acervo cultural con el argumento de protegerlo o multiplicarlo y ponerlo a disposición pública como jamás habíamos imaginado. Claramente, una disputa de un viejo modelo cultural frente a uno completamente nuevo.
"Imaginen un mundo donde cada persona del planeta tenga acceso libre a la suma del conocimiento humano. Eso es lo que estamos haciendo". Esta frase de Jimmy Wales, fundador de Wikipedia y Presidente Honorario de la Fundación Wikimedia, resume mi opinión sobre este pleito.
Seguramente este, otros temas similares, y las estrategias para potenciar la cooperación con el mundo de la cultura más tradicional serán tratados en la próxima Conferencia Anual de los Proyectos de Wikimedia a realizarse en Buenos Aires, entre el 26 y 28 de Agosto de 2009.
Publicado por Beatriz Busaniche el Domingo 2 de Agosto de 2009
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