La UBA y el Estado: a las puertas de una vergüenza nacional
Por Sebastián Premici 25 de Febrero de 2005Un equipo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires está apunto de viajar a Shangai para participar en la competencia mundial que organiza la Association for Computing Machinery (el ACM International Collegiate Programming Contest), un privilegio reservado a grupos de sólo 75 universidades de todo el mundo. Pero para que este privilegio se concrete, los estudiantes y sus correspondientes docentes deberán reunir la suma de 10.000 dólares para viajar. Obviamente, la UBA no cuenta con esos fondos y la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Nación no omitió opinión sobre la situación de los estudiantes. Esta es una buena oportunidad para poner a prueba muchos de los discursos sobre la integración entre la Universidad, el Estado y el sector privado.
El torneo es en Shanghai y un equipo de la UBA, finalista en el mundial de programación, logró imponerse entre 3800 grupos. Pero su participación peligra por falta de fondos. Necesitan reunir 10.000 dólares para llegar al país oriental el próximo 3 de abril. Darío Fischbein (el entrenador), Hernán Bandura, Francisco Rosean y Pablo Heiber, son los protagonistas de esta historia. En 2002 y 2003, Fischbein - graduado en la UBA como Analista Universitario de Computación - integró los equipos que obtuvieron medalla de bronce y el título de campeones latinoamericanos. En la última competencia, el grupo obtuvo el puntaje más alto no sólo de Latinoamérica, sino de todo el continente. Los alumnos de la UBA no son novatos en este tipo de concursos; ya les ganaron a estudiantes de Harvard, del MIT, de la Universidad Carnegie-Mellon y otras.
Pero como es recurrente en nuestra historia, una vez que se llega a las puertas de una competición mundial, ya sea en el caso de los juegos Olímpicos o de concursos relacionados con el saber, los costos económicos se erigen como barreras naturales de esos logros. Pasa cada cuatro años con las olimpíadas y ahora, cuando un grupo de estudiantes de la UBA tiene la posibilidad de demostrarle al mundo las capacidades del país. Mucho se habló el año pasado sobre la necesidad de integrar a la Universidad dentro del Plan Tecnológico Nacional. Mucho habló el vicepresidente de la Argentina, Daniel Scioli sobre el potencial del software como industria; lo mismo Lavagna, Bielsa y el presidente Néstor Kirchner. Aníbal Ibarra también participó de encuentros donde se ponderó la necesidad de la investigación y la integración de todos los sectores para potenciar al país. Daniel Filmus, ministro de Educación de la Nación, conjuntamente con Tulio del Bono, secretario de Ciencia y Técnica participaron de encuentros con científicos de Latinoamérica. Es hora de llevar el discurso lleno de buenas intensiones a un plano concreto.
Hugo Scolnik, profesor titular del Departamento de Computación de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, inició una cadena de emails solicitando la colaboración de la comunidad con el objetivo de alcanzar el dinero necesario para el viaje: "Nuevamente un equipo de la UBA clasificó para la competencia mundial de programación que se realizará en Shangai. Como sabrán, los equipos de la UBA han logrado varios triunfos resonantes, en particular cuando salieron mejor clasificados que todas las universidades de USA (incluyendo el MIT, Stanford, Caltech, Berkeley, Carnegie-Mellon, etc). Se necesitan algo menos de 10.000 dólares, y los organismos oficiales como la UBA no tienen fondos. Veamos si la pujante industria informática puede ayudar a que nuestro equipo participe. Las empresas pueden ser esponsors. Les solicito que los que puedan ayudar me lo comuniquen a la BREVEDAD".
El pedido de Scolnik surgió luego de que Darío Fischbein, entrenador del equipo de la UBA, le solicitara –también por email- una consabida ayuda: "Hola Hugo. Este año nuevamente un equipo del departamento ha clasificado para las finales mundiales de la competencia de programación que organiza la ACM, que se llevará a cabo en Shangai. En esta oportunidad mi rol ya no es más el de participante, sino el de entrenador de un nuevo equipo de la Facultad. Al igual que años anteriores, estamos en la odisea de conseguir los fondos para poder competir, y este es el motivo por el cual te contacto dado que la ayuda que nos brindaste los años anteriores fue invaluable..."
A su vez, Gabriel Baum, uno de los coordinadores del Foro de Software y Servicios Informáticos, envió una serie de emails solicitando ayuda: "En el contexto del Foro SSI, y también fuera del mismo, venimos analizando, discutiendo e intentando realizar acciones para promover la formación de recursos humanos capacitados para desarrollar la industria del software en nuestro país; creo que sería una contradicción (y hasta una vergüenza) que nuestros jóvenes más destacados no puedan participar de esta competencia. Les ruego que, como personas vinculadas a la educación, la formación de recursos humanos y la capacitación en sus respectivas organizaciones, hagan todos los esfuerzos posibles para reunir los fondos necesarios para que esta posibilidad no se frustre".
Hasta ahora, los que han colaborado son la Fundación para el Desarrollo Tecnológico del Grupo Techint con 1.000 U$S y la empresa de Ingeniería de Software, Hhistaintl, con 200 U$S. Es hora de abandonar las desidias y ser serios como país.