Las discusiones de fondo que se debe Argentina
Por Sebastián Premici 18 de Agosto de 2005En esta oportunidad, Canal AR se toma licencia y publica una nota para analizar el contexto político actual y las posibles repercusiones de las elecciones de octubre en la coyuntura económica. Opinan los economistas Andrés López y José Luís Espert; el Diputado Nacional Claudio Lozano; los empresarios Carlos Airoldi y Carlos Palloti; a su vez, incluimos un extracto del discurso de Roberto Lavagna, pronunciado en una reunión con la UIA, el pasado 9 de agosto. Entérese cuáles son las discusiones de fondo que le están faltando al país
En Canal AR no estamos ajenos a lo que pasa en la coyuntura política pre electoral y económica. El escenario político es parte de los condimentos que también hacen a la industria IT argentina; por lo tanto, políticamente hablando, la disputa retórica entre Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde no construye un ápice el camino que Argentina necesita transitar para ser valorada en el mundo. Como así también la discusión sobre el nivel del dólar debería incluir cuestiones más de fondo, que la simple valoración es bueno o es malo. Las discusiones pre electorales vacías de todo contenido (esto incluye a todos los candidatos, desde los presidenciales hasta los ultra derechistas) desvalorizan la política, en su sentido más antiguo. Porque toda la industria IT no está ajena a estas disputas, Canal AR entrevistó a los economistas Andrés López y José Luís Espert; al Diputado Nacional Claudio Lozano; los empresarios Carlos Airoldi y Carlos Palotti. A su vez, incluimos la opinión de Roberto Lavagna, extracto de un discurso pronunciado en Córdoba el pasado 9 de agosto.
Canal AR formuló dos preguntas a distintos economistas y empresarios del sector IT: ¿Qué piensan de la política cambiaria del Gobierno? y ¿cómo creen que afecta a la economía del país la disputa entre Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde? A continuación, las respuestas.
Andrés López:
Con respecto a las elecciones, nada parece indicar que el clima electoral, tal cual se está dando hasta el momento, repercuta sobre la economía. Mientras la pelea entre Kirchner y Duhalde no genere espasmos políticos, no pasará nada. Pero sí se están notando algunos movimientos que permitirían anticipar algunos cambios después de octubre.
-¿Se va Lavagna?-, preguntó Canal AR
- Si se queda o no, creo que dependerá del resultado de las elecciones. De todas maneras, hasta el momento no se ve bien cómo podría llegar a ser el cambio de Ministro ni de política económica. Habrá que esperar."
José Luís Espert
La otra crítica de Espert apunta al endeudamiento del Central al absorber pesos, cuando el Gobierno tiene el dinero- producto del superávit- para dárselos al organismo financiero.
"Es criticable que el Central no se ponga firme ni con Lavagna ni con Kirchner con respecto a su endeudamiento cuando el Estado podría absorber esa deuda. Esta política podría encontrar su razón de ser en la enfermedad intervencionista del Gobierno para fijar la rentabilidad de todos los sectores. Este es un Gobierno que tiene muy en claro el clientelismo político. Se aplican retenciones a la industria pero después pide que no se suban los precios. Creo que el objetivo de esta administración es fijar la rentabilidad tanto de los Bancos como de las distintas industrias.
Con respecto al clima electoral, hasta el momento, las peleas entre Kirchner y Duhalde son irrelevantes. Por lo tanto, la pelea en sí no tendrá ninguna repercusión. Sí es relevante la concepción que tiene el Gobierno sobre la política económica que está marcada por una desaceleración suave. En 2003, el neto de crecimiento fue del 12%; en 2004, menos del 10%. Para este año, se calcula un crecimiento del 6% (todos estos números están limpios de efectos estadísticos). Probablemente, en 2006 el crecimiento oscilará entre un 4 y un 5%.
Esta desaceleración está arraigada profundamente en los proyectos de un capitalismo nacional con bases totalmente endebles y por las formas y la velocidad con que apuntan a redistribuir los ingresos (aplicando retenciones, por ejemplo); estas medidas, combinadas, producen la desaceleración de la economía."
Claudio Lozano
Los que defienden un dólar alto son los que poseen recursos en el exterior, lo que les permitiría invertir en el país por muy poco dinero. Son los que pertenecen a las empresas que tienen intereses oligopólicos que manejan el mercado interno. En realidad, la discusión que necesitamos dar es sobre un sistema de precios que incluya todos los precios, los salarios e ingresos de la población, también. Hay que discutir sobre las políticas que permitan ampliar el consumo popular y expandir el mercado interno, en simultáneo con la afirmación de un nuevo proyecto productivo.
El crecimiento de las exportaciones, (dominantemente por precios y no por cantidades), y el modo en el que las importaciones superan la evolución de lo que exportamos, son indicadores elocuentes de una lógica que reproduce desindustrialización.
Con respecto al clima electoral, sería muy interesante que las discusiones entre los distintos candidatos movilizasen discusiones sobre nuevas formas de distribución de la ganancia. Pero, lamentablemente, los debates públicos, hasta el momento, no abrieron el juego."
El periodista de Página/12, Claudio Zlotnik, publicó hoy una nota en donde reflexionó sobre la política cambiaria del gobierno (ver Los ortodoxos no se rinden, ahora sueñan con un dólar a 1,65 pesos): "El actual modelo económico merece un serio debate y la discusión de sus imperfecciones. Un dólar alto no asegura la prosperidad. Pero lo seguro es que el simplismo de otros momentos –del tipo que las privatizaciones redundarían en mayor seguridad y educación– condujo al fracaso total. La apuesta del Gobierno es sostener el actual tipo de cambio real el mayor tiempo posible. Mientras eso sucede, debería hacer lo máximo para que los sectores transables ganen en competitividad por sí mismos".Más información
Ver la opinión de Carlos Airoldi, gerente general de Air Computers y Carlos Palotti, presidente de la Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos
De eso se trata, abrir el juego para que los distintos sectores productivos puedan competir por sí solos, esto significa no estar atados a las cajas del Estado, encontrar un marco público y privado de crecimiento defendiendo un concepto que suena fuerte pero con escaso eco: la industrialización del país.
La palabra de Roberto Lavagna
A continuación, presentamos un extracto del discurso pronunciado por Roberto Lavagna en un encuentro con la UIA, el pasado 9 de agosto en Córdoba.
Estamos desde el punto más agudo de la crisis, abril 2002, en un proceso de expansión productiva. Estando en el cuarto año, hoy más que nunca, hace falta un tipo de cambio realista que registre la productividad relativa del país y sobre todo, el impacto negativo que sobre la misma tuvo la etapa de sobrevaluación del peso. Impacto negativo que hoy requiere, tiempo y esfuerzo de todos para ser recuperado.
En otras palabras, el tipo de cambio por sí solo no basta, no es condición suficiente. Pero a su vez, sin él no hay programa de crecimiento y desarrollo social sustentable, es decir, es la condición necesaria.
Es importante entender que el tipo de cambio no se fija por decreto. Está claro que hoy evitar una tendencia a la revaluación del peso tiene ciertos requisitos. Básicamente cinco fundamentales, desde mi punto de vista: política fiscal, política monetaria, política de reducción de la deuda, política de ingresos, y productividad.
El desafío es concretar lo que ustedes mismos han identificado. La posibilidad de aumentar las exportaciones en 11.000 millones de dólares y de crear empleo directo equivalente a 1 millón de trabajadores. A ello por cierto, hay que agregar el empleo indirecto. Por otro lado ello requiere crear valor por medio de calidad de productos, posicionamiento, marca y gestión de marketing y de cumplimiento de las condiciones comerciales pactadas.
Llevamos 40 meses de expansión de la producción. El desafío más fácil de expresar es el de lograr una continuidad, sin crisis, por otros 56 meses de modo de llegar a mayo de 2010, el Bicentenario, con un país decididamente diferente. Un país que durante nueve años haya aumentado su producción constantemente, creando las condiciones para el crecimiento y, sobre todo, para el desarrollo con inclusión y movilidad social".