Cambios sobre de la Neutralidad de la Red, ¿quiénes son los ganadores y perdedores?
15 de Diciembre de 2017La opinión de Hernán Arcidiácono, CTO de IPLAN
No existe necesidad de explicar el uso que cada uno de nosotros damos a aplicaciones y servicios que usan a Internet como medio para funcionar. La combinación de aplicaciones y servicios, viabilizadas por la masificación de dispositivos móviles y la misma Internet han generado cambios sustanciales en nuestra forma de vida.
Si bien mayormente desconocido por el público en general, uno de los elementos que busca proteger este crecimiento ha sido lo que damos por llamar Neutralidad de la Red.
El concepto actual de Neutralidad de Red, difundido y mayormente respetado en buena parte del mundo, y en algunos países validado por regulación o legislación, establece que los proveedores de Internet deben dar un tratamiento no discriminatorio al tráfico que circula por su red y que entregan a sus clientes. El tráfico no puede ser discriminado ni por su tipo ni por origen o destino.
Esto, si bien con episodios aislados en el camino, ha mayormente prevenido acciones discriminatorias sobre servicios que se proveen usando la Internet y que el proveedor de Internet pudiera ver como competidor o intentara generar una monetización sobre ellos.
Desde hace unos años, el tráfico de video y su masificación han vuelto a poner (una vez más) el tema sobre la mesa. En esta oportunidad los grandes carriers dicen no poder sostener el impacto disruptivo de tráfico que servicios OTT (Over The Top) como Netflix provocan en sus redes.
El Martes 21 de Noviembre pasado, la FCC (Federal Communication Commission de los Estados Unidos) reveló su propuesta respecto a cambios sobre de la Neutralidad de Red. Dicha propuesta se trató en la reunión de ayer, 14 de diciembre y ha sido aprobada por 3 votos contra dos, dado que son 3 los votos republicanos en la comisión.
De esta forma, el gobierno de Estados Unidos, plantea que los proveedores de Internet podrán manejar el tráfico de Internet según su criterio, siempre que en forma transparente, comuniquen a sus clientes qué van a hacer. También plantea que los conflictos que se presenten se resolverán en el marco de la FTC (Federal Trade Commission) y no en el FCC, lo cual implica una acción correctiva frente a un esquema actual preventivo.
Con ésta no menor concesión realizada por el gobierno de Trump al sector de los proveedores de Internet, el gobierno americano espera una mayor inversión en el desarrollo de red, dado que aducen que las reformas de 2015 de la administración Obama (que declararon Internet como Infraestructura de Servicios al estilo de la Energía) ralentizaron o eliminaron la inversión de expansión de red en el sector.
Es cierto que los impactos de tráfico de los grandes players como Netflix, Google, Amazon y Azure, entre otros es real, pero, ¿a qué abrimos la puerta? ¿Quiénes son los ganadores y perdedores de estas nuevas reglas?
Sin dudas los grandes Carriers de Internet son los ganadores. Tendrán derecho a implementar infraestructuras específicas para las grandes OTTs y cobrárselas a ellos o a los consumidores finales, o a ambos. Como consumidores veremos paquetes en los que si pagamos por adicionales tendremos Netflix con la calidad necesaria, de otra forma la calidad no se garantizará.
Las grandes OTTs no son los ganadores, pero quizás no sean los perdedores. Un escenario para ellos será el de mejorar los esquemas de monetización por potenciales aumentos de costos. Potencialmente, podríamos enfrentar una ralentización en la innovación y lanzamiento de nuevos servicios de estas compañías, dado que deberán asegurar su funcionamiento masivo antes de lanzarlo.
Esta transferencia de recursos económicos, a mi juicio no es el mayor de los males. Es simplemente una redistribución que en la economía pasa frecuentemente como parte de su dinámica. Pero existen escenarios más peligrosos. ¿Qué pasaría si los grandes carriers que poseen sus propios servicios de OTT buscan, a través de mecanismos permitidos, minimizar la participación de los Netflix en sus extensas áreas de cobertura? ¿La FTC podrá reaccionar a tiempo antes de que el daño sea irreversible?
¿Y qué de los pequeños proveedores que usan Internet para brindar sus servicios? En un mundo donde hablamos de IoT (Internet de las Cosas), ¿es coherente que su funcionamiento esté basado solamente en declaraciones de transparencia? ¿Los tráficos de usuarios y proveedores de servicios sobre Internet no quedan acaso expuestos a eventuales discriminaciones?
Finalmente, el lector podrá decir que lo que ocurrirá queda circunscripto a Estados Unidos, pero ¿cuánto tiempo tardará en que el resto del mundo empiece a mirar el nuevo modelo con perspectiva de expansión a otras latitudes?
(*) Hernán Arcidiácono: CTO de IPLAN