¿Cómo hacer de Internet un lugar más inclusivo?

Escribe Javier Minsky, CEO de Virtualmind

Los avances tecnológicos aplicados a la información son rápidos y masivos. Los cambios que producen afectan a la interacción del sujeto con el mundo, lo cual exige una constante deconstrucción tecnológica en las rutinas básicas de las personas. Quien no domina estos ciclos queda en desventaja, en comparación con aquellos que consiguen articularse. Según el estudio “Inclusión digital en América Latina y el Caribe”, que se dio a conocer durante el último Mobile World Congress de Barcelona, España, en Latinoamérica hay 363 millones de personas, un 57% del total, que no utilizan internet pese a tener cobertura para ello, frente al 33% -207 millones- que sí lo hacen.

¿Cuáles son las principales causas del avance de esta brecha? La escasez de contenidos locales, la falta de conocimientos sobre el uso de Internet, el precio de la conexión y de los dispositivos para la mayoría de los países de la región y, principalmente, la falta de inversión por parte de los diferentes estados en políticas de inclusión digital, donde 6 de cada 10 personas con cobertura no son usuarios de la red.

El derecho de acceso a la información se define como el derecho de una persona de buscar y recibir información en poder del gobierno y/o de las administraciones públicas, reconociendo esto como un derecho fundamental para el desarrollo pleno de una sociedad democrática. Lo cierto es que gran parte de la información y datos se encuentra en Internet y cada vez es más fuerte la tendencia hacia lo digital.

Durante el último Congreso Latinoamericano de Telecomunicaciones 2019 (CLT19) coorganizado por CAF –Banco de Desarrollo de América Latina-, se dieron a conocer una serie de informes sobre la brecha digital en América Latina, donde en el 45% de los latinoamericanos no tiene acceso a los servicios derivados de la conectividad digital, tales como telemedicina, teleducación, gobierno en línea y banca electrónica, entre otros. Sólo 4 de cada 10 hogares cuentan con una conexión de banda ancha fija y los accesos individuales a Internet móvil no superan el 50%.

Además de la necesidad de más inversión en programas de inclusión, se necesita hacer foco en la alfabetización digital, inversión y educación van de la mano. Es necesario llevar Internet a las escuelas para que las nuevas generaciones empiecen a considerar el acceso y uso de lo digital como una herramienta para su futuro, de conocimiento, y no sólo de diversión. Al mismo tiempo, es importante formar a los docentes en el uso y aplicación pedagógica de las nuevas tecnologías.

Acompañar a las nuevas generaciones a hacer uso responsable y que eso mismo les sirva para crecer, es fundamental y responsabilidad de todos, del sector público y privado. En Argentina, se está llevando adelante el Plan Nacional de Inclusión Digital y País Digital entre otros. Pero para que Internet sea un lugar más inclusivo, no es responsabilidad sólo del Estado, también empresas, asociaciones, colegios y universidades, deben poner como prioritario en sus agendas la alfabetización digital -con mayor inversión en desarrollos tecnológicos y en capacitaciones-, sin distinción de edad ni de género.

América Latina cuenta con países de contextos sociopolíticos y económicos diferentes, con costumbres dispares, pero con un punto en común que a pesar del protagonismo que ha tomado en los últimos años el avance tecnológico, todavía resta mucho por mejorar, es decir: la gran brecha entre los que tienen la posibilidad de conexión y los que no; entre aquellos que usan y aprovechan Internet y los que no; y entre los que cuentan con mayor educación digital y calidad en la usabilidad de las herramientas tecnológicas y los que no.

Cada uno, desde su lugar, debe trabajar para que la tecnología sea un facilitador de unión y no de grieta entre las comunidades, sociedades y países del mundo.

(*) Javier Minsky: CEO de Virtualmind