Bootstrapping, una alternativa para emprender con pocos recursos

Escribe Pablo Ces, CEO de flexibility

La caída del mercado bursátil, combinado con un contexto internacional desfavorable debido a la crisis que provocó la invasión de Rusia a Ucrania y la inflación en Estados Unidos, entre otros, ha generado cambios en el ecosistema emprendedor.

El ritmo de las inversiones se ha ralentizado, es cierto, pero eso no implica poner en pausa el sueño de la empresa propia. Es preciso recordar que el flujo de inversiones al que las startups latinoamericanas se vieron expuestas es un fenómeno reciente y que, años atrás, los emprendedores debieron valerse de otras estrategias para crear y hacer crecer sus negocios de forma exitosa.

Flexibility, una plataforma que ayuda a bancos, financieras y grandes empresas a acelerar el time to market de productos financieros, es uno de esos casos. Hace diez años, junto a Manuel Picallo nos animamos a crear una empresa de tecnología desde nuestras casas y bajo la modalidad bootstrapping, es decir, con nuestros propios recursos.

Acá estamos. Superamos distintas crisis en Argentina, cambios de gobierno, nos internacionalizamos, nos equivocamos, aprendimos y acertamos.

Qué significa low hanging fruit y por qué es importante en los inicios


A la hora de pensar en modelos operativos y organizacionales, no existe una fórmula exitosa per se. Los emprendedores imprimen una identidad en sus proyectos conforme a aquello con lo que se sienten más cómodos.

Ya sea una estructura más tradicional o un modelo más horizontal en cuanto a jerarquías, la clave para dar los primeros pasos y despegar está en la versatilidad y la agilidad. Sobre este punto, destaco el concepto de low hanging fruit que, aplicado al mundo corporativo, apunta a contar inicialmente con un modelo comercial que genere ingresos en ciclos cortos.

Low hanging fruit (en español, “fruta madura” o “fruta al alcance de la mano”), es una metáfora que se utiliza en los negocios para referirse a la idea de que las empresas deben centrar sus esfuerzos en los objetivos más fácilmente alcanzables. Esta metodología genera resultados más rápido, aunque el beneficio muchas veces sea menor.

Probablemente no sea el modelo más rentable, pero nos permitirá contar con un flujo de ingresos y experiencias para salir a buscar clientes y objetivos más grandes. Cuando se emprende con capital propio, lo que escasea justamente son los recursos y el tiempo para conseguirlos. Ciclos y procesos cortos generan aprendizajes y entregan valor tanto al equipo como a los clientes.

Medir, acelerar e invertir gestionando el riesgo


Acelerar el crecimiento debe estar entre los 10 mandamientos de cualquier startup. Sin embargo, el proceso de aceleración es distinto para cada empresa y es necesario saber cuál es el mejor momento y por qué se acelera.

Para eso, desde flexibility recomendamos metodologías ágiles como OKR, que permiten establecer objetivos y métricas con el fin de tener claro cuáles son los objetivos de la empresa, qué se quiere transformar o desarrollar, cómo y para qué se va a hacer, y tener una planificación sin correr el riesgo de subestimar los tiempos y los esfuerzos.

Por otra parte, también es posible que se piense en el apalancamiento como una forma de afrontar un ciclo de crecimiento que promete una alta rentabilidad. Es una herramienta válida, pero cuidado: debe haber un equilibrio entre los fondos propios y los ajenos. Si no es así, se asume un riesgo excesivo. El apalancamiento puede multiplicar las ganancias, pero lo mismo sucede con las pérdidas y se corre el riesgo de volverse insolvente.

Existen otras estrategias para crecer sin capital o menguar el riesgo a la hora de invertir como alianzas con terceros, explotar un nicho con un modelo previamente validado, estrategias contracíclicas y expandir el scope de servicios a nivel regional, entre otros.

(*) Pablo Ces: CEO de flexibility