Vivimos en la era del propósito. En un mundo en constante cambio, las personas modificaron su enfoque y sus prioridades en el ámbito laboral. A la hora de buscar un trabajo, las necesidades se centran en otra dirección: ambientes empáticos y con buen clima laboral, flexibilidad para balancear la vida profesional con la personal y, fundamentalmente, que aquello que se hace día a día sea significativo.

Las personas quieren ser protagonistas del cambio, dejar una huella y que todas esas horas que dedican al trabajo estén en línea con sus objetivos y valores individuales.

Para acompañar esta transformación -un desafío enorme al que todas las empresas deberían suscribir de inmediato- es brindar a cada uno de nuestros colaboradores la mejor experiencia posible en base a sus preferencias y sus necesidades.

Una de las demandas más comunes en estos tiempos es la flexibilidad horaria en el trabajo. Parece que pasaron siglos desde aquellos días en que había que dirigirse a una oficina entre las 9 y las 18.

En este contexto, supongamos por un momento una persona que desea trabajar solo de manera remota por las mañanas y otra que tiene disponibilidad horaria únicamente por las tardes. Rápidamente se ve el conflicto: si llegaran a formar parte de un mismo proyecto, no habría ningún instante en que ambos podrían reunirse. Un ejemplo sencillo de un dilema que podría tener muchísimas formas diferentes.

En el ejemplo anterior, ambas partes podrían ponerse de acuerdo y flexibilizarse un poco, el primero quedándose una hora más, el segundo comenzando una hora más temprano. “Perder” un poco para ganar definitivamente algo muy superior.

Perder un poco para ganar algo mejor

En estos casos, emerge el concepto de generosidad resiliente. A diferencia de lo que se creía en el pasado, ceder no es sinónimo de mostrar debilidad o de salir derrotado. Por el contrario: está demostrado que cuando alguien tiene un acto generoso con un tercero, eso promueve que los demás ejerzan la generosidad hacia él.

Los desafíos de la flexibilidad

Los altísimos niveles de personalización nos trajeron enormes satisfacciones y hasta reconocimiento externo. Recientemente, Top Employer Institute lo consideró como uno de nuestros factores diferenciales para reconocernos como uno de los sitios más atractivos para trabajar en Latinoamérica.

Pero además del orgullo, este nivel de personalización en la experiencia de nuestro talento generó una suerte de tensión con las necesidades de colaboración que tienen los equipos.

De esto se trata la filosofía que consideramos que hay que promover: apoyar nuestras operaciones en valores esenciales en los que todos los integrantes de la organización confiamos. De esa forma creamos, en conjunto, el mejor ambiente de trabajo para el desarrollo del mejor talento.

(*) Miguel Teixeira: CEO NTT DATA Americas