En los últimos años, Argentina ha sufrido una marcada pérdida de competitividad en el sector de los servicios de BPO (Business Process Outsourcing) y Centros de Contacto, industria clave dentro de los Servicios Basados en el Conocimiento (SBC). Este retroceso responde principalmente a dos factores estructurales: una alta carga impositiva y un tipo de cambio elevado e inestable en el mediano plazo. Estas condiciones encarecen las operaciones, desincentivan la inversión extranjera y afectan directamente la capacidad de las empresas para competir en el mercado global.

La carga impositiva sobre el empleo en Argentina puede llegar hasta el 50%, muy por encima del promedio regional del 30%. Además, el Impuesto al Valor Agregado (IVA) del 21% incrementa los costos operativos, reduce el poder adquisitivo de los trabajadores y genera un círculo vicioso que impacta negativamente tanto a empleados como a empleadores.

Por otro lado, la inestabilidad del tipo de cambio dificulta la previsibilidad necesaria para planificar contratos a largo plazo, un aspecto esencial en la industria de servicios offshore y BPO. Mientras que en países competidores como Colombia, Costa Rica y Paraguay las condiciones económicas son más estables, Argentina enfrenta fluctuaciones abruptas que generan desconfianza en el país como destino de inversión y negocios sostenibles.

Estas desventajas estructurales afectan directamente la competitividad de las empresas argentinas, que deben cobrar entre 14 y 15 dólares por hora de servicio, frente a los menos de 10 dólares que ofrecen competidores regionales. Aunque los salarios nominales en Argentina pueden ser similares a los de países como Colombia, la combinación de un tipo de cambio elevado y una pesada carga impositiva agrava la brecha de costos.

Adicionalmente, mientras otros países de la región ofrecen incentivos fiscales y regímenes especiales para atraer inversión en la industria BPO, Argentina carece de políticas efectivas en esta materia. Este escenario no solo limita las oportunidades de crecimiento para las empresas locales, sino que también pone en riesgo la reputación y liderazgo que alguna vez tuvo el país en este mercado estratégico.

Para revertir esta situación, es imprescindible implementar reformas estructurales que reduzcan la carga impositiva sobre el empleo y estabilicen el tipo de cambio. Estas medidas no solo permitirían recuperar competitividad, sino que también podrían generar más de 30.000 nuevos empleos en servicios offshore, replicando los éxitos alcanzados a principios del siglo XXI.

En conclusión, la pérdida de competitividad de Argentina en la industria de los contact centers es el resultado de políticas fiscales inadecuadas y la falta de estabilidad macroeconómica. Mientras los competidores regionales avanzan con estructuras de costos más eficientes y estrategias de promoción, Argentina necesita adaptarse y evolucionar para recuperar su posición como líder en los SBC y garantizar un futuro sostenible para empresas y trabajadores

(*) Javier Serafini: CEO de CAT Technologies y Vicepresidente de la Cámara Argentina de BPO y Centros de Contacto