Por qué las credenciales son hoy el talón de Aquiles de la ciberseguridad

Escribe Iratxe Vazquez, Sr. Product Marketing Manager de Ciberseguridad

Más de 16.000 millones de contraseñas, cookies y tokens se expusieron en una de las mayores brechas de datos de la historia. La magnitud del robo, con información procedente de servicios como Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft, deja una conclusión evidente: las credenciales son el primer paso para comprometer datos críticos.

La gravedad de esta brecha no radica solo en las cifras. La verdadera preocupación es que muchas de las credenciales expuestas pertenecen a plataformas que forman parte de la vida digital cotidiana de millones de personas y organizaciones. Gran parte de estos datos fueron robados mediante malware especializado en extraer contraseñas guardadas, cookies y sesiones activas. Su destino final, como es habitual, fue la Dark Web, donde se comercia con la identidad digital como con cualquier otro bien.

Este incidente masivo refuerza una tendencia ya confirmada por el último Data Breach Report (DBIR), que revela que el 68% de las brechas de seguridad implican credenciales. Una cifra que refleja el papel central que juega la información de autenticación como vector de ataque inicial en los entornos corporativos.

En este contexto, la Dark Web se ha consolidado como un mercado global para este tipo de datos, donde además de intercambiar credenciales robadas circulan también herramientas automatizadas basadas en IA, que facilitan a los atacantes su explotación. Esto afecta directamente tanto a las empresas como a los proveedores de servicios gestionados (MSP), cuyos sistemas se convierten en un objetivo fácil para intentos automatizados de acceso, especialmente si los empleados reutilizan contraseñas o si el acceso remoto no cuenta con mecanismos adicionales de autenticación.

De la exposición a la protección: cómo reducir el riesgo de credenciales robadas



Según el informe, las credenciales robadas no se utilizan de inmediato, sino que permanecen expuestas durante semanas o incluso meses antes de que alguien intente explotarlas. Esto ofrece a las organizaciones una ventana crítica de tiempo que solo puede aprovecharse si se cuenta con una defensa eficaz estructurada en dos principios basados en la visibilidad y el control de acceso inteligente.

Por un lado, es esencial disponer de herramientas que alerten si las credenciales de empleados, clientes o sistemas de la organización se publican en la Dark Web. De este modo, se pueden tomar medidas antes de que las credenciales sean explotadas, en lugar de reaccionar tras una brecha. En este sentido, la monitorización de credenciales en la Dark Web marca la diferencia, ya que permite detectar, aislar y revocar credenciales de acceso antes de que sean utilizadas por los atacantes. Este tipo de solución ofrece a las empresas y a los MSP la capacidad de identificar credenciales comprometidas sin intervención manual, analizando en tiempo real grandes volúmenes de datos, no solo de la Dark Web, sino también de campañas de phishing. Así, las organizaciones pueden aplicar medidas de mitigación de riesgos como solicitar cambios de contraseña, especialmente si las credenciales ya han sido comprometidas y están a la venta en la Dark Web.

Por otro lado, además de la monitorización continua en la Dark Web, es fundamental implementar controles de acceso sólidos para impedir que las credenciales se utilicen de forma sencilla para acceder a los sistemas. La adopción de autenticación multifactor (MFA) y de modelos adaptativos basados en análisis de riesgo en tiempo real permite evitar accesos no autorizados incluso con credenciales comprometidas.

Esto ayuda a las empresas y a los MSP a impedir que los atacantes accedan a los sistemas, aunque las credenciales hayan sido expuestas, al tiempo que refuerza la protección de entornos críticos y proporciona garantías de seguridad continuas.

En definitiva, en un escenario en el que la inteligencia artificial y la Dark Web facilitan y aceleran la explotación de credenciales robadas, protegerlas va más allá de ser una medida técnica. La creciente automatización y sofisticación de los ataques exige un cambio de mentalidad para situar la gestión y monitorización de identidades en el centro de la estrategia de ciberseguridad.

No se trata solo de reaccionar a las brechas, sino de anticiparse a los movimientos del atacante, reducir el impacto y ganar tiempo de respuesta. En consecuencia, la protección eficaz de credenciales es hoy una inversión crítica para mantener la confianza, asegurar las operaciones y preservar la continuidad del negocio.

(*) Iratxe Vazquez: Sr. Product Marketing Manager de Ciberseguridad