Barañao habló en la UTN: redistribución, conocimiento y creatividad
8 de Septiembre de 2014El ministro reflexionó sobre la importancia que tiene para el país que casas de estudio como la UTN tengan un área de investigación
Artículo publicado hoy en Argenieros.com
"Me quiero referir a la importancia que tiene que un país como Argentina cuente con desarrollo tecnológico aplicado al sistema económico-productivo, y también a lo significativo que es para el país que casas de estudio como la UTN tengan un área de investigación", dijo el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao, al dar inicio oficial a las II Jornadas de Investigación de la Universidad Tecnológica Nacional, en la sede Medrano de la Facultad, el pasado 4 de septiembre.
Luego de recibir agradecimientos por parte del decano Guillermo Oliveto, el secretario de Ciencia, Tecnología y Posgrado de la UTN, Walter Legnani, y el secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Facultad Regional de Buenos Aires (FRBA), Agustín Campero, Barañao se sintió más un "amigo de la casa" que ministro.
Política, calidad de vida, progreso personal y justicia innata
La serie de razonamientos y reflexiones del ministro partió del supuesto de que el objetivo de la política es mejorar la calidad de vida de la gente. Y para medir esto, propuso un índice llamado ISP (índice de satisfacción personal), "una cosa bastante sencilla de medir, que consiste en hacer una encuesta país por país a los ciudadanos sobre cuán bien se sienten respecto a las expectativas que tienen sobre su progreso personal".
Este valor fluctúa de país en país, y también a lo largo de la vida. The Economist, la publicación de la cual el ministro tomó el concepto, mostraba un gráfico en "U" identificando un mínimo entre los 40 y los 50 años. "Hay países en los que este índice es superior a otros. Califican alto países escandinavos, algunos europeos, Estados Unidos no está tan arriba...", explicó, e identificó un correlato cercano entre estos valores y el PBI per cápida.
"Cuando uno hila un poco más fino, no es sólo el ingreso per capita, sino la distribución del ingreso lo que hace que ese índice sea superior. No solamente importa cuánto se gana en promedio, sino cómo se distribuye en el país, porque hay un sentimiento que es instintivo, que es la justicia innata, que nos hace sentir mal cuando pensamos que estamos siendo estafados o engañados, y que alguien está recibiendo más de lo que debería", conitnuó el ministro.
"Y ese sentimiento de castigar al que gana más, indebidamente, se da desde los monos rhesus hasta los estudiantes de Harvard. Nos provoca una reacción negativa que alguien estafe o que gane más de lo que corresponde. Por eso es que la redistribución del ingreso es importante para que la gente se sienta bien. Y hay países que son uniformemente pobres y la gente está bastante satisfecha, y países que si uno ve la distribución del ingreso total piensa que la gente está bien, pero la gente no está tan bien".
El conocimiento como fuente de ingresos
Entonces, el desafío es aumentar el PBI per cápita, pero además que se distribuya lo más justamente posible. "Para eso, uno tiene que mirar los países en los que esto ocurre, y esos países en general no tienen grandes recursos naturales, sino que han apostado al conocimiento como fuente de ingresos", dijo el ministro.
"Catar, por ejemplo, tiene una reserva de gas increíble. Pero eso de por sí no distribuye su ingreso, sino que se concentra en aquellos que monopolizan el uso de esos recursos. En cambio, en los países en los que es el conocimiento el que genera valor, este producto bruto está mucho mejor distribuido, porque este tipo de empresas, que son las de base tecnológica definidas como aquellas en las que al menos una parte del proceso industrial tiene lugar en el cerebro de alguien, tiene que apostar fundamentalmente a recursos humanos. Es el capital más importante que tienen".
Al ser los recursos humanos su principal capital, las empresas naturalmente participan de un sistema de mayor redistribución. Y esto es lo meritorio de este tipo de compañías, según Barañao. Distribuyen naturalmente la rentabilidad, y el Estado no tiene que intervenir para corregir rentas extraordinarias.
"Una empresa de software dedica más del 60% al pago de personal, y entre un 10% y un 15% a investigación y desarrollo. Esto vale tanto para una empresa estadounidense como una empresa argentina. Y es natural que eso ocurra, porque un dueño de una empresa de software no puede permitirse perder a sus programadores calificados, porque se van a la competencia. Entonces tienen una doble pérdida, pierden competitividad, y aumenta la competitividad de sus enemigos en el merado. Y por otra parte tienden a premiar a aquellos empleados que se destacan por su creatividad".
"Entonces, avanzando hacia un modelo donde el conocimiento genera valor, estamos convencidos de que es una manera más democrática de llegar a una sociedad más justa".
"Podemos no sólo aumentar el PBI per capita, sino también distribuirlo lo más justamente posible. Entonces, necesitamos formar gente que sepa hacer esto. Quiero recalcar la importancia de que la UTN esté encarnando este cambio, este incentivo. Me parece que es fundamental porque las nuevas generaciones de ingenieros van a tener que tener esta visión de que tienen que aplicar su creatividad, hacer las cosas distintas, y lo importante es que hoy por hoy existe un Estado que los apoya. El Estado sabe que si a ese emprendedor le va bien, va a generar trabajo para muchos".
Más información: frba.utn.edu.ar.