El papel de la videovigilancia en las ciudades inteligentes del futuro
17 de Noviembre de 2016"La videovigilancia desempeñará un papel más allá de la seguridad, prevención y protección. Será una plataforma abierta para el desarrollo de aplicaciones y una fuente inagotable de Big Data"
Por Francisco Ramírez, Country Manager para México Centro América y Caribe de Axis.
Alrededor del mundo, los ayuntamientos y las autoridades municipales están trabajando en proyectos para hacer de sus ciudades, lugares más inteligentes para vivir. Aunque existen múltiples definiciones del significado de "Smart City", la idea principal reside en utilizar tecnologías digitales para mejorar la calidad de vida de sus habitantes, reducir el impacto ambiental y lograr que los servicios cotidianos funcionen de forma más eficiente. Además, la gestión urbana automatizada, un optimizado consumo de energía, la gestión del agua y los residuos, óptima movilidad, la reducción de la contaminación y el ruido, el acceso a servicios en línea de una forma sencilla y la construcción de edificios inteligentes que atraigan el turismo y los nuevos negocios son componentes esenciales a tomar en cuenta para la planificación de las ciudades del futuro.
Sin duda, la seguridad desempeña un papel clave, ya que resulta imposible desarrollar una ciudad inteligente donde los ciudadanos no se sientan seguros y les restrinjan su libertad de movimiento y de acción. Por un lado, existen las estadísticas delictivas oficiales pero lo fundamental es entender también la percepción de los habitantes para lograr exceder sus expectativas en relación a su protección. Con índices crecientes de densidad y tamaño de la población en las ciudades a nivel global, existe una clara relación con el aumento de los incidentes delictivos y las tasas de criminalidad. Para agravar la situación, las posibilidades de prevenir un crimen o arrestar a delincuentes suelen ser más bajas en las grandes ciudades debido al menor presupuesto per cápita y los niveles más bajos de cooperación comunitaria con la policía. Por supuesto, los factores económicos locales e internacionales también afectan a las tasas de delincuencia, pero resulta más complicado el analizar estos factores en cada ciudad, por separado.
El enfoque en base a la seguridad de las personas y la disminución del vandalismo en propiedades deben ser abordados a nivel de las calles. Múltiples localizaciones ya están utilizando cámaras de video para ayudar a prevenir, detectar e investigar los crímenes. La videovigilancia no sólo permite a los ciudadanos sentirse más seguros, sino que las cámaras de video también se utilizan para proteger empresas, hogares, tiendas, etc. frente a posibles amenazas. Más allá de la seguridad, estos dispositivos asumirán cada vez más el papel de sensores inteligentes, proveyendo de datos claves para el desarrollo de las ciudades inteligentes como la mejora del flujo del tráfico o la gestión de la demanda de servicios públicos. La realidad es que se van a construir en base a una estructura de sistemas que se compone de cuatro capas tecnológicas, siendo los sensores los que forman la primera. Éstos pueden ser terminales máquina a máquina, inalámbrica y móvil, cámaras que graban video y audio, e incluso detección participativa donde la comunidad aporta datos e información, por ejemplo, acerca de la congestión del tránsito.
Todos estos sensores conectados a una red urbana a través de la infraestructura de comunicación representan la segunda capa: el Internet de las Cosas (IoT). En 1995, Axis Communications se manifestó acerca de esta visión con el lanzamiento de los primeros dispositivos IoT con Linux incorporado, AXIS 2100.
El tercer elemento conforma los datos y aplicaciones que convergen en una plataforma operativa común y se realiza el procesamiento y análisis de la información. Los datos recolectados se convierten en inteligencia que se puede utilizar y la información es más interactiva para facilitar el compromiso de los ciudadanos y su participación en el ecosistema. Por último, la cuarta capa trata sobre la comprensión de los datos, tanto en tiempo real como los históricos. A través de las cámaras de red como sensores, serán posibles nuevas aplicaciones que incluyan el control de los efectos de la lluvia o la nieve, ajustando la iluminación de las calles de acuerdo con las necesidades reales de luz y reduciendo así el consumo de energía. Además, los teléfonos móviles inteligentes y las aplicaciones permiten a las personas proactivamente proporcionar información relacionada con la seguridad y la gestión de la ciudad. De esta manera, la administración puede ser informada sobre del tránsito excesivo, por ejemplo, y utilizar el video y análisis para verificar la situación, monitorear las acciones necesarias y confirmar las respuestas.
El modelo de las cuatro capas puede sonar complejo, pero la buena noticia es que las infraestructuras de video de red existentes ya pueden escalar hacia una ciudad más segura para el hoy y más inteligente para el mañana. Las instalaciones de cámaras se convertirán en la base de las redes de sensores del futuro. También actuarán como una central para que otros sensores se conecten a una red de dispositivos inteligentes, por ejemplo, sensores de inundación, meteorológicos, sistemas sofisticados de control de acceso, entre otros. Muchas cámaras de red ya incluyen aplicaciones multiuso para el reconocimiento de matrículas, conteo de personas y seguimiento de vehículos. Esto los convierte en dispositivos inteligentes que pueden procesar datos directamente de las redes y compartirlos. Por ello, constituirán la columna vertebral del Internet de las Cosas para las ciudades inteligentes, siempre que se construyan para una fácil integración y con una arquitectura abierta.
En conclusión, en el futuro, la videovigilancia desempeñará un papel más allá de la seguridad, prevención y protección. Será una plataforma abierta para el desarrollo de aplicaciones y una fuente inagotable de Big Data. Después de todo, una ciudad sólo puede ser inteligente, si la podemos ver.