“Bring Your Own Device”, o bien “Traé tu propio dispositivo”, refiere a una política universitaria donde los estudiantes pueden usar sus propios dispositivos electrónicos, como laptops, tablets o teléfonos inteligentes, en lugar de depender de los proporcionados por la universidad.

En otras palabras, pueden llevar y utilizar sus propias computadoras para acceder a recursos educativos, participar en clases, realizar investigaciones y completar asignaciones académicas; lo que incrementa la flexibilidad para utilizar las herramientas tecnológicas con las que están familiarizados y se sienten cómodos. Pueden personalizar sus dispositivos según sus preferencias y necesidades, facilitando la integración de la tecnología en su proceso de aprendizaje. Además, BYOD puede fomentar la colaboración entre estudiantes, con la posibilidad de compartir fácilmente archivos y trabajar en proyectos conjuntos utilizando sus propios dispositivos.

La experiencia en las grandes universidades

Durante las últimas dos décadas, universidades en todo el globo han implementado esta política. El resultado general, ha sido que BYOD tiene el potencial de mejorar la experiencia de aprendizaje de los estudiantes.

En las grandes universidades tecnológicas especialmente, donde se gestaron los avances científicos que hoy disfrutamos, se ha empleado esta política como una herramienta para mejorar la calidad académica. Podemos citar a la Universidad de Standford, la Universidad de California Berkeley, al Tecnológico de Monterrey o al mismo Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) entre las que abrazaron este paradigma.

Resultados positivos

No sorprende que sea una política de adopción frecuente, dado los resultados positivos que ha generado entre los estudiantes:

• Familiaridad y comodidad en sus propios equipos
• Personalización de herramientas de hardware y software
• Acceso continuo que les permite estudiar en cualquier momento y lugar
• Colaboración fácil mejorando la eficacia de los trabajos grupales
• Desarrollo de habilidades técnicas
• Mayor preparación para el mundo laboral
• Aprendizaje autónomo permitiendo avanzar a su propio ritmo

Educación práctica

Pero entre todos ellos, el más significativo por su adecuación a los tiempos que vivimos es, sin dudas, el empuje que aporta a la educación práctica. Este enfoque educativo pone énfasis en la aplicación práctica de los conocimientos adquiridos. En lugar de centrarse únicamente en la teoría, la educación práctica busca integrar la experiencia directa y las actividades concretas en el proceso de aprendizaje.

El simple hecho de que los estudiantes puedan contar con internet, su propio software, sus propios documentos y archivos en sus equipos, obliga un rediseño de las asignaciones académicas y sus modalidades de evaluación. Ya no basta con “tomar examen”, pues los alumnos pueden ya contar con las respuestas, acceder a internet y googlearlas, hasta pueden generarlas con modelos de inteligencia artificial como chatGPT. Por el contrario, se abre un abanico de oportunidades, dependiendo del campo y del nivel educativo, que enriquece la calidad académica:

• Aprendizaje basado en proyectos: Los estudiantes trabajan en proyectos reales que les permiten aplicar conceptos teóricos a situaciones prácticas.
• Simulaciones y escenarios prácticos: herramientas y actividades que imitan situaciones del mundo real.
• Laboratorios prácticos: En disciplinas como ciencias, ingeniería o informática, los estudiantes realizan experimentos o ejercicios prácticos para aplicar y consolidar sus conocimientos.

Personalmente, he atendido algunas de las tantas necesidades dentro de la carrera de Informática. Respondiendo positivamente a la demanda de los estudiantes que desean llevarse sus actividades prácticas a su hogar y trabajo, implementaremos la primera experiencia seria de esta política en Argentina durante el ciclo lectivo 2024. Mejorar la calidad académica, potenciar la experiencia de los estudiantes.

(*) Daniel Feijo: Director de la carrera de ingeniería en informática, UADE