Siempre me asombra el grado de apertura que puede lograrse de parte del entrevistado en una entrevista laboral si la misma es bien conducida. Los entrevistadores tenemos ante nosotros a una persona que nos abre las puertas de su mundo, y nos habla de experiencias pasadas y presentes, aptitudes, actitudes y estilos elegidos en su vida laboral y personal. En pocas palabras, durante aproximadamente 60 minutos cada postulante abre las puertas de su historia personal y nos deja preguntar e indagar sobre aquellas cuestiones pertinentes a una posible incorporación en una nueva empresa.
Esto implica una gran responsabilidad por parte del entrevistador y sobre todo mucho respeto por lo que ocurre durante la entrevista. Es bien sabido y a nadie le caben dudas de que es un momento en donde aquel que pregunta se encuentra en una situación más favorable que el entrevistado, quién en la mayoría de los casos llega a esa instancia con expectativas de una mejora en su actual situación (sea esta cual fuere) y algo de ansiedad frente a la situación de examen. Por lo tanto, no hace falta y es contraproducente una reunión en donde esto se hace notar de manera exagerada.
Es importante por lo tanto generar desde el principio un ambiente relajado disminuyendo de a poco las barreras que separan a una persona de la otra y generar por lo tanto un diálogo fluido y sincero. Si bien es un ambiente pautado y uno y otro saben que quién debe conducir la reunión es el consultor, este deba mantener siempre un bajo perfil y sin demostrar jamás superioridad o poderío. Aún si es necesario indagar sobre algún tema en especial e interrogar sobre puntos dudosos en la narración, siempre es necesario mantener el cuidado y respeto que esta situación amerita.
De no cumplir con estas y otras pequeñas pautas, habremos fallado en nuestra misión de conocer un poco a quién tenemos delante, tratando de llevarlo a “situaciones de la vida cotidiana” y generando espontaneidad y sinceridad en las respuestas de quien tenemos enfrente. Más aún, habremos fallado en lo que esta persona esperaba de la entrevista y es probable que se marche con una sensación de malestar difuso o concreto por haber desaprovechado o abusado de nuestro rol. También habremos fallado a la empresa que busca cubrir determinado puesto y necesita que nosotros lo ayudemos a elegir a la persona más adecuada…ya que finalmente si todo esto ocurre al final de la entrevista contaremos con poca o nula información sobre todo aquello que no sea lo que ya estaba en su CV y no habremos logrado la apertura necesaria para contar con más información de la que teníamos antes.
Por lo tanto, es fundamental no perder nunca de vista la razón de ser de una entrevista laboral y el respeto y alto nivel de compromiso que atañe a cualquier persona responsable de llevar adelante la misma.
Publicado por Agustina Paz el Martes 21 de Abril de 2009
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