Si hay algo que caracteriza a la industria informática es que somos pocos, nos conocemos mucho y, como diría un viejo amigo de mi familia que ya no está, "entre fantasmas no nos pesamos las sábanas". Este entrañable amigo que participó durante mucho tiempo del suplemento económico de un "gran diario" argentino solía darme clases de política y economía magistrales. Lamentablemente su ausencia me recuerda el lastimoso hecho de la pauperización de muchas cosas, entre ellas la cultura, la economía y ni que hablar de la política.
Aunque algunos aconsejen que "no quejarse por 21 días" (ver acá) hace bien a la salud, la reciente noticia de que el Gobierno planifica poner un gran impuesto a ciertos productos de hardware (ver nota en Canal AR) hace que más de uno levante su voz a los cielos.
Este hecho pone al descubierto la falta de institucionalidad de la que carece la industria IT. Se hace cada vez más necesario que los principales actores se unan para crear un organismo que agrupe a los principales actores de la industria informática, tanto del software y los servicios como el hardware, tanto a importadores como exportadores, fabricantes como canales y resellers. Las principales industrias y sectores tienen un colchón institucional para hacer valer sus derechos, pelear por ellos. Este es un espacio que carece la industria informática y que hace falta construir.
Entre los pasillos de los mayoristas, por ejemplo, se rumorea una caída en ventas cercanas o en promedio al 30%. Esta caída más un escaso margen de ganancias hace que no para pocos el negocio mayorista se vuelva un juego peligroso. Sin embargo, hay casos, en rubros similares donde, informalmente, algunos mayoristas de productos de punto de venta se reúnen a debatir sobre este tipo de problemáticas, y se las implementa con algunos resultados positivos.
El problema surge, cuando la informalidad, de la que peca en exceso este mercado, se traslada a todos los ámbitos del negocio. Es esta misma informalidad que hace que una decisión del Poder Ejecutivo nos agarre desprevenidos, no pudiendo enarbolar más resistencia que la que voluntades agrupadas intentan dar. Las instituciones sirven, hacen falta y bien implementadas, suelen funcionar para beneficios de la mayoría. Claro que de esto, el argentino promedio no está muy acostumbrado (una queja más).
Seguiremos de cerca desde Canal AR y desde este espacio la evolución de la problemática que plantea este impuestazo y sus repercusiones en la industria. Hasta el próximo posteo.
Publicado por Gabriel Suárez el Lunes 27 de Abril de 2009
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